lunes, 18 de diciembre de 2006

Los lunes de la alegría

Domingo por la noche. Hago la maratón televisiva: Cuarto Milenio en Cuatro + Documental de La Sexta (ayer sobre Iraq) + Urgencias en Tv1 (episodios repetidos 40 veces) = me voy a sobar a las tres de la mañana.
Lunes, 7:30 a.m. El odio me corroe cuando suena la mierda del despertador. Lo paro y sigo sobando.
Lunes, 8:00 a.m. Oigo como se levanta mi padre, con prisas. Pienso que ya está, que ha llegado el puto Apocalipsis. Dulcemente, me dice buenos días y que me levante. Me cago en él y deseo que pase alguna desgracia mundial que me permita quedarme en la cama. Me quedo semi-sobado otra vez. Mi padre se ducha y maldigo al arquitecto por poner el lavabo y la ducha al lado de mi habitación, no soporto el ruido del agua de ducha cayendo cuando estoy en la cama. Sale mi padre del baño y me dice que me levante ya, que son las ocho y cuarto. Arrastro mi patética existencia fuera de la cama. Doy asco. Suerte que no me ve nadie, pienso. Antes de ahogarme a mí mismo con el descomunal pestazo que produce mi aliento, decido ir a asearme. Al abrir la puerta de mi habitación y salir al pasillo, descubro como cada mañana que el mundo no es oscuro y tenebroso, y la luz cegadora me desgarra los ojos. Entro en el lavabo y veo la dantesca imagen de mi padre cagando. Le suelto una onomatopeya que intentaba ser un “Hola”, cojo la pasta de dientes y el cepillo y me piro cagando leches hacia el otro baño, no sin esfuerzos por no vomitar. Me cepillo los dientes, voy a mi habitación, me visto y me marcho hacia la facultad. Aún estoy en trance. Subo hacia clase, y desde lejos diviso uno de esos odiosos papelitos adhesivos colgado en la puerta del aula. Total, que el profesor no está. Maldito hijoputa. Seguro que está sobando el muy gordo mamonazo. Joder, para qué cojones me levanto tan temprano?, pienso. Me veo obligado a ir al bar. Me siento y pido un café con leche, porque quedaría feo matarse a Jackie con Red Bull un lunes por la mañana. Odio los lunes, pienso. Con odio y rencor vuelvo a maldecir al profesor. Me quedo pasando el rato, leyendo el periódico y bebiendo de la mierda de sucedáneo de café con leche que me ha puesto la muy incompetente de camarera. Cuando llego a las páginas de deportes y veo la foto de Ronaldinho llorando, me sumo en mi depresión matinal. Me acuerdo de su madre y de la de todos sus compañeros, por putearme el domingo. Luego veo que el recién nombrado FIFA World Player fue ayer expulsado en el duelo fraticida Espanyol – R. Madrid. Que injusticia, el mejor jugador del mundo no puede ser expulsado. Así no podrá recibir mas reconocimientos individuales que corroboren su desmesurada calidad futbolística frente a mierda humana como Ronaldinho, Eto’o, Thierry Henry, Generelo, etc. Que injusto es el mundo.
Hora y media después, voy a clase-me rallo en clase-me voy de clase-me voy a casa. Saco al perro a pasear mientras entiendo comprender como cojones puede estar tan animado y jovial un lunes. Hago apuestas conmigo mismo sobre en qué lugar del descampado cagará. Fracaso. Vuelvo a casa y como algo, mientras miro Padre de Familia. Continuará… puede.

1 comentario:

Anónimo dijo...

espero la continuacion xd

by doops