domingo, 17 de diciembre de 2006

El Mundialito de los cojones

El Mundialito de los cojones

Capitulo 3

¡¡Ooooooooh!! Exclamó el público japonés cuando Ronaldinho estrelló el balón en el travesaño después de una gran jugada individual. El jugador brasileño ya había hecho otra vez de las suyas, marcando un gol y dando asistencias. Desde la siempre imparcial prensa madrileña empezaban a comparar a Ronaldinho con Mejía, e incluso, los menos forofos merengues, ya se atrevían a insinuar que Robinho era solo 9 veces mejor que el jugador azulgrana, y no 10.

Pocos minutos después terminó el partido con victoria por 0-4 del conjunto dirigido por Frank Rijkaard. Lo cual era una buena putada porque significaba que tendría que quedarme más días en Japón, y la policía se había puesto tonta en descubrir que había pasado con la prostituta japonesa asesinada. Por suerte, actué rápido, y gracias a ciertos contactos cambié de hotel y de identidad. Mi nuevo nombre era Saturnino Policarpo.

Pillé un taxi de regreso al hotel. Intenté escribir las cuatro cosas mas importantes del partido para no olvidarme, en una libreta pequeña que llevo siempre encima. Por desgracia poco pude escribir, ya que el puto taxista no paraba de hablar.

-Pues yo no creo que el Barça haya jugado tan bien.- comentaba el japonés
-Si usted lo dice…
-Si no llega a ser por el árbitro os meten media docena y para casa.
-No creo que el árbitro haya influido en el partido.
-¿Y el Lapuerta que? ¿Se volvió a bajar los pantalones?
-No, no ha hecho nada de eso.
-Mucho Ronalpiños y hostias, pero Ronaldo y Tamudo son mil veces mejor.

45 minutos después el taxista seguía tocando los huevos soltando paridas a cada cuál más gorda sobre fútbol. Fue entonces que mi rápida mente se dio cuenta de que había algo raro. ¿Cómo era posible que un taxista japonés hablara perfectamente el castellano, acento incluido?

-Oiga, pare el taxi aquí mismo.-

El taxista paró un momento el coche en doble fila, momento que aproveche para salir (Por supuesto antes de pagar) y acercarme a la ventanilla de delante para ver el rostro del misterioso conductor.

-Usted es… ¡¡¡Usted es Tomas Guasch!!!- Grité sorprendido.




<-- El insuperable periodista Tomas Guasch


La cara de Guasch se deformó al instante y se volvió en una terrible mueca. Empezó a chillar y parecía poseído por el mismísimo Diablo. De repente salió del taxi y se abrió la chaqueta, dejando al descubierto un cinturón cargado de explosivos.

-Mu ha ha ha ha ha!!! He venido hasta Japón para inmolarme en medio de la plantilla del Barça!! Hala Madrid!!! Arriba España, una, grande y libre!! Mu ha ha ha ha- Chillaba descontrolado el grandísimo profesional del periodismo.

Tomas Guasch iba corriendo en círculos mientras su boca desencajada repetía constantemente que iba a dar su vida por el Madrid y España. Pero para mala suerte del pobre infeliz, se acercó demasiado a la carretera, momento en el que un autobús que pasaba por allí se llevó por delante a Guasch dejando un rastro de sangre de dimensiones considerables.

Aún trastornado por esta gran perdida del periodismo deportivo mundial, decidí volver al hotel a pie. La noche se cerraba sobre Tokio, y mientras se hacía la oscuridad, me di cuenta que me había metido en un callejón oscuro. Alcé la vista, y me pareció ver una sombra unos metros enfrente mío. Segundos después empecé a escuchar un sonido metálico. Empezaba a ponerme nervioso, pero por suerte la figura que me acechaba se mostró, y pude observar tranquilo que solo se trataba de un viejo en una silla de ruedas eléctrica.

-Tuuuuucoj coj… a ti te estaba buscandooooo

El viejo intento acercarse pero una pequeña piedra se interpuso en su camino y se cayó al suelo, moviendo ridículamente los brazos. Veinte minutos después, cuándo ya había terminado de descojonarme y de tirar escupitajos al viejo, di media vuelta para volver a mi ruta hacía el hotel. Pero solo pude dar unos pasos más cuándo escuché de nuevo la voz del anciano.

-No te librarás taaaaaan fácilmente de miiiii!! Coj coj… Sé que tu mataaaaste a esa prostitutaaaaa!! No sabes con quieeeeen te estas enfrentandooooo!!!

Me di la vuelta dispuesto a patearle la cara al puto anciano paralítico de los cojones que estaba empezando a tocarme los huevos con tanta tontería. Habia conseguido sentarse de nuevo en la silla. Me acerqué a él, y cuándo ya tenía la pierna alzada me di cuenta de quien era en realidad ese misterioso viejo. ¿Como no me había dado cuenta antes?

-No… ¡No puede ser!-. Balbuceé aún sorprendido-. ¡¡Tú moriste hace muchos años!!
- Hahahahacof cofSoooooy el mismoooo
-Oh, Dios mío!!! Si eres…. ¡¡¡¡ BRUCE LEE !!!!

Pam pam pam paaaaaaaaaam!!!!

…. Continuará

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