De Juana y el Estado de derecho

Una de las premisas más características del Estado de derecho e indispensable para mantener una política basada en la democracia es la separación de poderes: legislativo, ejecutivo y judicial. Y aunque como todo, tiene sus fallos, es el mejor sistema para gobernar una sociedad basada en la libertad y en la igualdad delante la ley. Así, por ejemplo, la separación de poderes evita que el gobierno meta o saque de la cárcel a personas por una serie de intereses políticos, y esa potestad queda en manos de un tribunal que supuestamente solo vela para que se cumpla la justicia. Y remarco lo de supuestamente.

Porque a pesar de que muchas veces se intenta vender internacionalmente la transición española como un éxito y un modelo a seguir, la verdad es que estos treinta años de democracia tiene unos cuantos puntos oscuros, tenebrosos. Y uno de los más importantes es la obsesión que han tenido los sucesivos gobiernos, sean del color que sean, en intentar controlar el poder judicial. Desde los casos de Vera, Barrionuevo y Galindo, hasta el que nos ocupa estos días del etarra Iñaki de Juana Chaos, el gobierno (y la oposición) muestran un especial ímpetu en intentar interferir en las decisiones de un órgano independiente como debería ser el poder judicial, violando así una de las premisas básicas para el funcionamiento del Estado de derecho.

No descubro nada nuevo cuando digo que el caso de la excarcelación y huelga de hambre de De Juana Chaos ha salido ya del ámbito puramente judicial. Nos encontramos en una situación de un partido político empeñado en hacer oposición utilizando cualquier tipo de artimaña, para hacer críticas despiadadas solo para intentar desestabilizar el gobierno, aunque eso incluso les haga ir en contra de la Constitución.

Y a mi me preocupa que uno de los grandes partidos políticos del estado español, con más de diez millones de votantes, defienda saltarse la ley. Así, sin tapujos: intenta saltarse la ley. Porque si en España no existe la pena de muerte ni la cadena perpetua, es porque hubo un consenso y se llegó a la conclusión que no era positivo para la sociedad. Pero uno no se encuentra tranquilo al ver que hay gente que utiliza artimañas por tal de alargar la pena a un preso que ha cumplido su sentencia. ¿Hasta donde vamos a llegar si ya no se respeta ni la ley? De acuerdo que De Juana Chaos es un asesino, que ha matado a más de veinte personas inocentes y que no merece volver a ver la luz del sol. Pero el precedente que se puede dar en caso de aumentar su condena por intereses políticos (todos sabemos que en realidad se trata de eso) es muy peligroso. ¿Como vamos a vivir seguros los ciudadanos si vemos como los partidos políticos quieren coser y descoser a su gusto el poder judicial? Yo, sin duda, no voy a estar tranquilo.

Por Troicelot